Hades es mi grandullón con alma de chihuahua. Llegó a mi con tal solo un año porque su dueño lo tenía abandonado en su casa con bozal y quería deshacerse de él. Cuando lo cogí estaba famélico y con el corazón en mil pedazos, había sido un juguete roto sin duda. Ahora goza de buena salud y es todo un atleta digno de verlo correr (solo los galgos le superan). Juega con todos y se hace amigo de todos. En casa le encanta dormir y jugar con su mordedor relleno de comida, también apoyarse o sentarse encima mío como si fuese diminuto, es el perro mas empalagoso y cariñoso que he tenido pero es que claro, él no sabe que es un dobermann así que las apariencias le dan igual!