Como todos los doberman, es tremendamente cariñosa, obediente y educada (no sube a sofás ni camas).
Está acostumbrada a pasear suelta por los parques, sin problemas con otros perros (a no ser que éstos sean dominantes), corredores, bicicletas, o personas jugando con la pelota.
No le gustan los areneros, pues con lo que disfruta es con los paseos largos, donde pueda disfrutar de sitios y olores nuevos.
Su único defecto es que no soporta a los gatos.