No se puede tener un huésped taaaan dulce y amoroso como Lana. Hemos pasado cuatro días estupendos, es un encanto: tranquila, contenta, cariñosa, atenta, súper educada, juguetona... Ella va a tu ritmo, sabe cuándo va a tocar comer, dormir, jugar, salir, mimos... Lo sabe porque te observa, te acompaña. Incluso en la calle, si hay que esperar se espera, o sentarse, o andar mucho. Lo que sea. Ella está en paz, en sincronía. Sinceramente, es una de las mejores perritas que he cuidado, sus dueños son muy afortunados, además de súper majo. Será por eso: Lana es el claro ejemplo de la calma y el cariño que nuestros perros nos dan. ¡Un placer chicos!