Ya se nos ha acabado la suerte de tener a Morrigan con nosotros. El primer día lo pasamos un poquito mal, Morrigan es muy nerviosa y tiene muchos problemas para conseguir un estado de relajación y además venía a un sitio nuevo y eran muchos estímulos nuevos. Una vez que nos hemos acostumbrado ha sido genial tenerla, presta una atención extraordinaria a las órdenes que se le dan. En los paseos no da problemas con ningún perrito y permanece todo el tiempo cerca. Y estando en el jardín de casa ha llegado a relajarse y tumbarse en la hierba, si estas relativamente cerca de ella. No tiene problemas con la comida y sabe estar sola sin romper ni dañar nada en casa cuando se queda sola y estando acompañada es todo un amor (hasta puede ser un poco pesadita). En definitiva, tener a Morrigan ha sido una experiencia que merecería la pena repetir.