Truffel se porta genial con adultos y niños, también se lleva bien con perros y cobayas. En la casa suele estar tranquilo y sabe cuando es el tiempo de jugar. La única pega es que no está castrado y se hace pis (aunque en mi casa lo hacía solo en el patio y no dentro). No ladra y es muy cariñoso. Así que, en resumen, es un encanto de perrito al que da gusto tener cerca.