Pancho es un jovencito muy vital, generoso, noble y obediente. No da problemas en los paseos porque no suele interactuar con otros perros, no tira de la correa. Él lo único que quiere es que le jueguen con su pelota para quemar toda esa energía que lleva dentro. Lo mejor es el antes y el después de los peloteos: antes, va caminando impaciente en busca del terreno de juego. Después, su caminar es lento y tembloroso, como si regresara de un campo de batalla. Y cuando llega a casa prácticamente se desmaya... ¡¡Con los ojos cerrados!! Su mirada es inocente y curiosa. Es todo un amor. Muchas gracias a Cecilia por haberme permitido conocer un peludín tan simpático y hippie.