Roy me ha enamorado. Cuidaría de él un mes, un año o veinte, es uno de los mejores perros que he conocido. Y no por lo bonito que es, que lo es, un bellezón, sino por que tiene un corazón que no le cabe debajo de todo ese pelo. No se puede ser más bueno. Un peluche grande y suave por fuera y por dentro, obediente, simpático, cariñoso y sobretodo un bueno. Ha sido un privilegio poder pasar estos días con él. De verdad espero volver a verle a él y a su lindísima familia. Ella y yo ya les echamos de menos.