Como buen braco, tiene mucha energía, pero se soluciona con apenas 20/30 minutos de pelota en el parque. Siempre ha tenido afición por las cacas de otros perros, por lo que intentamos no dejarlo suelto en el pipican (suele haber bastantes) sino en zonas verdes en horas en que esté permitido ir sin correa. Desde el confinamiento, a veces ladra a los perros por la calle. Estamos trabajando con una adiestradora mediante chuches y refuerzo positivo. Le gusta jugar con pelotas, palos, piñas y no es posesivo con sus juguetes. Es un BEBÉ literal y se te meterá en la cama a acurrucarse si le dejas, a abrazarte con las patas o a llorar si tiene frío.