Bueno, educado, adiestrado, pasea a tu lado sin tirones. Fhosky me ha demostrado que con paciencia y determinación cualquier problema de conducta tiene solución. La separación de sus dueños le produjo mucha ansiedad (los petardos falleros tampoco ayudaron) y eso se tradujo en unos incómodos episodios de monta en mi pierna. Superados esos momentos descubrí un perro de gran corazón y cariñoso. Gracias Fhosky hemos aprendido mucho el uno de el otro.