Humanizar a nuestro perro
Hablar de tu perro como si fuese tu hijo de 4 años, vestirlo con ropa “cuqui” pero poco práctica, llevarlo en carrito de bebé si no tiene ningún problema de salud o edad avanzada que le impida dar un buen paseo por su propia pata, hacerles cortes de pelo que no le corresponden o mucho peor, teñírselo de colores flashy. Estos son algunos ejemplos de cómo tendemos a humanizar a nuestro perro, y de cómo a veces olvidamos que, aunque es un miembro más de nuestra familia, es un animal que debe comportarse como tal.
Darle comida mientras estamos en la mesa
Pocas cosas hay más molestas que tener un perro al lado exigiéndote comida de tu plato o incluso intentando robártela si te descuidas un segundo. Pero si nuestro perro actúa de esa manera es sin duda porque no hemos sido capaces de marcar los límites desde el principio. No sólo tienes que pensar si te molesta o por el contrario no te importa que lo haga: piensa que esa actitud la tendrá también con otras personas que vengan a tu casa a comer o cenar, y tal vez a ellos no les siente bien. Además de que es una situación en la que tu perro está sufriendo si no obtiene lo que quiere.
Si quieres hacer lo correcto, ignora a tu perro mientras estés disfrutando de tu comida o cena. Ni siquiera mantengas contacto visual con él, o estarás perdido.
Interferir en sus relaciones con otros perros
Uno de los peores errores que puedes cometer, principalmente en la calle: entrometerte en sus encuentros con otros perros o en sus juegos en el parque. Cuando nuestro perro quiere saludar a otro en la calle debemos de darles unos segundos para que se olisqueen. No hay nada peor que dar tirones de la correa a nuestro perro mientras intenta obtener más información del otro. Crearemos una experiencia muy negativa entre los dos y probablemente nunca lleguen a ser grandes amigos. Dale su tiempo, correa ligera sin tensiones y llévatelo llamándolo por su nombre amistosamente.
No ser consecuentes con las cosas que nuestro perro tiene prohibido o permitido
“Qué raro, todos los días me subo al sofá de un salto y mi humano no me dice nada, y hoy que es cuando más me apetece porque vengo llenito de barro de la calle y tengo frío, se ha puesto hecho un loco conmigo y me ha obligado a bajarme a gritos”
¿Sabías que la mejor forma de hacer que tu perro no se suba al sofá es enseñándole a subir como una orden más? De esta forma, tu perro no subirá aleatoriamente esperando a que le des permiso o le regañes, sino que sólo lo hará si tú se lo pides.
Esperar que tu perro razone como un humano
Relacionado con el anterior punto, este es otro de los errores que cometemos los propietarios de perros: creer que nuestro perro puede entender por sí mismo qué tiene permitido usar y qué no. Un ejemplo:
Tenemos un cachorro o perro joven y decidimos darle para que se entretenga una vieja zapatilla que en realidad íbamos a tirar a la basura. Ahora, todo lo que esperamos de nuestro perro es que nos de cariño, ladre si entra un ladrón en casa, nos traiga el periódico por las mañanas y diferencie entre la vieja zapatilla que le acabo de dar y mis Nike de 200 euros.
Perfumar a tu perro
Esta imagen dice más que mil palabras: si perfumas a tu perro lo convertirás en el raro o el marginado del parque porque olerá mal, y no se sentirá cómodo consigo mismo. Los perros tienen que oler a perro, no a perfume. Los perros obtienen información de sus amigos perrunos gracias al olfato y no podemos interferir en ello. Si tu perro huele mal porque está sucio, báñalo con un jabón específico pero no apliques perfumes sobre él. Recuerda además que los perros tienen un sentido del olfato muy potente y lo que para ti es un ligero olor a moras silvestres, para él será el olor del infierno.
Gritar a tu perro
Los perros no son sordos, escuchan perfectamente. Prueba de ello es que son capaces de detectar la apertura de un frigorífico desde la otra punta de la casa.
¿Entonces por qué tenemos que decírselo todo a voces? Y no hablamos solo de gritarles a la hora de regañar: para decir a nuestro perro lo guapo que es, se lo decimos a gritos. Cuando llegamos a casa, jaleamos su nombre a gritos. ¡Hay veces que tu perro no sabe si le estás regañando o le estás diciendo que te lo comerías a besos! Lo mejor es hablar a nuestro perro con un tono suave, y que nuestro tono sea más grave y firme si queremos regañarle, que lo haremos siempre usando NO o MAL. Olvídate de preguntar a tu perro “que por qué ha roto tu colección de discos” porque seguramente no entienda nada de lo que le estés diciendo y lo peor que puede pasarte es que un día te responda.
Tratar de cansar a nuestro perro haciéndole correr
Está bien hacer ejercicio con tu perro, permitirle echar unas carreras en el parque y lanzarle un juguete de vez en cuando para que engrase las articulaciones. Lo que no podemos es convertir a nuestro perro en una máquina de exigir lanzamiento de pelota obsesivamente, porque entonces habremos convertido el juego en un problema de conducta. Esto podría afectar a su relación con otros perros ya que sólo querrá jugar a buscar la pelota de manera individual, y además se pueden ocasionar conflictos y peleas si otro perro intenta robarle su bien más preciado.
Por otra parte, podemos caer en el error de correr con nuestro perro antes de dejarlo en casa solo varias horas, pensando que lo dejaremos tan cansado que se portará super bien todo el día: gran error. Correr y hacer actividad física excitará a tu perro y le generará ansiedad el hecho de estar encerrado en casa, así que es posible que el riesgo de rotura de bienes sea mayor.
Una buena práctica para subir a casa relajados es terminar el paseo o el ejercicio con 10-15 minutos de ejercicios de olfato. Nada cansa más a un perro que utilizar su olfato para buscar algo, o simplemente dar un paseo relajado permitiéndole entretenerse todo el tiempo que quiera en olisquear el mismo punto. Puedes esparcir algunas chucherías olorosas en el césped más cercano y pedir que lo busque, o prepararle unos juegos de olfato en casa antes de marcharte. Aquí te contamos las mejores formas de cansar a un perro.
Hacer una fiesta a nuestro perro cuando llegamos a casa, o darle mucha atención antes de irnos
Salvo que vengas de una misión en Afganistán y no hayas visto a tu perro en 4 años, lo más recomendable es ignorarlo cuando entres en casa y darle la espalda si te salta encima, y salúdalo sólo si está tranquilo y relajado. Piensa que también saltará sobre las visitas que recibas si no le marcas ese límite con antelación.
Para evitar además posibles problemas de ansiedad por separación, trata de marcharte de casa sin despedirte de él (aunque duela).
Regañar a nuestro perro a destiempo
La regla es la siguiente: “si no lo has visto, no ha sucedido”.
Si llegas a casa y te encuentras un pis en el salón o el mando de la tele roto, ¿de qué te sirve regañar a tu perro cuatro horas después? Él no va a entender por qué le estás regañando (por mucho que le enseñes el mando roto o le obligues a oler su pis) y lo único que pensará es que eres esa persona en la que confía ciegamente y de repente estás gritándole en la cara sin razón alguna. Cuenta hasta 10, ignóralo un ratito y recoge el destrozo. Y si es posible que no vea cómo lo recoges o limpias, mejor. La única forma de que tu perro comprenda que algo está mal, es regañándolo en el mismo momento en el que lo ha hecho.
No dejar a tu perro ser perro
Los perros corren, saltan y ladran. Los perros juegan entre ellos o se gruñen, los perros babean, hacen pis y caca, los perros sueltan pelo, (unos más que otros), y pueden ser sociables con el resto del mundo o no serlo. Cada perro es distinto a los demás, tiene su propia personalidad y sus propios gustos e intereses. No exijas a tu perro que se comporte igual que lo hacía tu primer perro al que tanto adorabas y sobretodo, no exijas a tu perro que no sea perro.
Si tu casa está llena de pelo, tú has decidido tener perro, pero él no ha decidido qué tipo de pelo tener. Si tu perro se ha hecho pis o caca en casa, piensa si está bajando las veces suficientes a la calle y en las horas correctas, o si su alimentación está siendo la correcta. Si tu perro ladra cuando quiere algo y eso te molesta, intenta pasar un día entero haciéndote entender sin hablar y sin conocer el lenguaje de signos, y verás la frustración que siente tu perro cuando le gritas para que se calle.
Amemos a los perros por lo que son: animales que hace miles de años eran lobos, pero que hoy son un miembro más de nuestra familia que nos da cariño, con quien compartimos aventuras y experiencias pero no por ello dejando de ser animales.
Quiérelo como es, porque él te quiere a ti tal y como eres.
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