El verano está a la vuelta de la esquina y por fin podemos aprovechar los días de sol y las actividades al aire libre con nuestro perro. Sin embargo, tenemos que ir con cuidado en nuestros paseos ya que algunas cosas pueden interponerse en el camino y convertir un día de diversión en un drama para nuestro mejor amigo. Las olas de calor no son el único peligro que podemos encontrarnos en verano; las espigas son igual de peligrosas y pueden tener graves consecuencias si no se tratan enseguida.
Espigas: qué son y cómo pueden afectar a nuestro perro
Las espigas están compuestas por pequeñas semillas en forma de púa que, al secarse, se desprenden de los tallos y se propagan con mucha facilidad. Lo más probable es que las encuentres en las rutas de senderismo y en los campos abiertos, pero también pueden crecer en parques y jardines.
Sabiendo esto, te preguntarás cómo es posible que esta diminuta semilla pueda ser tan peligrosa para nuestros perros. La respuesta es la siguiente: las espigas se enredan en el pelaje del perro y se introducen en casi todas las partes de su cuerpo, desde la piel, los ojos, la nariz, la boca, las orejas y, por supuesto, las patas. Pueden acarrear graves consecuencias para los perros, ya que, una vez que han llegado a cualquier parte interior, las espigas provocan infecciones y abscesos. En el peor de los casos pueden incluso migrar a los músculos. Por ello, es muy importante actuar de inmediato y eliminarlas cuanto antes.
Señales que pueden indicar la presencia de espigas
La cierto es que puede ser bastante complicado saber si tu perro tiene algún trozo de espiga en su cuerpo, pero hay algunos signos a los que puedes prestar atención:
- Ojos: si están llorosos y con secreción mucosa.
- Nariz: si estornuda o sangra.
- Boca: si tose de manera excesiva o traga repetidamente.
- Oídos: si se sacude la cabeza y se queja.
- Patas: si notas que se muerde continuamente la pata o se lame entre los dedos. Si ves un absceso, querrá decir que la espiga ya se ha abierto paso dentro de sus patas.
A veces pueden aparecer síntomas similares aunque el problema la causa no sea las espigas. No obstante, sabiendo que se trata de un peligro extendido y común en verano, te recomendamos que lleves a tu perro al veterinario para que lo revise si notas alguno de estos síntomas.
Lo que recomiendan los veterinarios
Es fundamental eliminar las espigas del jardín o de la zona en la que tu perro suele pasar tiempo sin correa.
Vigila si hay espigas durante los paseos e intenta mantener a tu perro alejado de ellas. Llevar una correa corta para el paseo es una ventaja, ya que ayuda a tener la situación bajo control.
Lo más importante es revisar al perro después de cada paseo o juego al aire libre. Péinalo con cuidado e inspecciona el pelaje, las orejas, los ojos, la nariz y las patas, especialmente el espacio entre los dedos.
Qué hacer si detectamos espigas en nuestro perro
Si detectas una espiga en tu perro lo primero que te recomendamos es valorar si es todavía superficial. Es decir, si se encontrase en el pelo aún podrías retirarla con las manos o con la ayuda de unas pinzas asegurándote de que no queda ninguna parte de espiga.
Sin embargo, si la espiga ya ha penetrado en la piel lo más recomendable es acudir al veterinario lo más rápido posible. Es importante no tratar de hacer esto en casa ya que la espiga puede romperse en pedazos y algunas partes podrían quedarse dentro.
Utiliza esta información con un paseador de perros
Los paseadores de perros de Gudog suelen planificar varias rutas de paseo en zonas que saben que son aptas para perros. Sin embargo, siempre recomendamos hablar con el cuidador antes de cualquier paseo acordar las zonas dónde pasearán, así como la rutina de paseo de tu perro, cualquier medicamento que tome o cualquier alergia que pueda tener, etc.
¿Qué es Gudog?
Gudog es la forma más fácil de encontrar y reservar con el cuidador de perros perfecto. ¡Miles de cuidadores están disponibles para cuidar de tu perro como si fuera un miembro más de su familia! Todas las reservas incluyen Cobertura Veterinaria y cancelación gratuíta