Ayer pudimos asistir al preestreno de la última entrega de Wes Anderson, Isla de Perros. Gracias a 20th Century Fox, tuvimos la suerte de poder ver la película antes de que esté disponible en todos los cines de España, y además pudimos invitar a 20 seguidores de Gudog a través de un sorteo.
Si quieres un resumen en una frase, podemos decir que en esta película un niño busca a su perro perdido. Quizá esa sea la trama principal, pero sería egoísta y poco franco reducir así la obra de Wes Anderson. Ni la historia es la de siempre, ni los perros son los de siempre.
El argumento nos presenta un problema claro: la gripe canina se ha extendido sobre Megasaki City (Japón), donde habita una sociedad ficticia a la que el miedo y el odio hacia los perros ha invadido. Kobayashi, el alcalde de Megasaki, ordena de forma emergente un exilio de todos los perros de la ciudad a ‘Isla Basura’. Una isla abandonada que refleja lo que su nombre nos adelanta: escombros, restos, ruinas y suciedad. La combinación perfecta para que cualquier perro sano y de familia muera de hambre o contaminado.
Como quien corta una cinta de inauguración, el alcalde envía en presencia de todo el pueblo a Spots, el primer perro que llegará a ‘Isla Basura’, y el culpable de que Atari Kobayashi, su dueño, viaje al vertedero en su búsqueda.
El tono irónico, la música, los planos y los silencios nos introducen en el comienzo de la trama, un micro universo en forma de stop motion del que no queremos salir. La aparición de los perros es la que nos da esa sensación de felicidad al saber que estamos a punto de ver algo guay, algo bueno. Se trata de una escena en la que dos grupos de perros se juegan “las sobras” que han encontrado. En esos segundos entendemos el papel que van a jugar los perros a lo largo del film.
En cada escena podemos identificar referentes como Jiří Trnka o Jan Švankmajer, donde la calidad técnica es espectacular, un stop motion que no despista, sino que enamora desde un primer momento. A pesar de la estética y puesta en escena tan limpia y amable, y una autoría muy evidente en sus imágenes, el trasfondo guarda la crueldad más potente de todas: la crueldad humana. Algo que West Anderson ya nos mostró en El Gran Hotel Budapest.
Sin embargo, los perros son los “humanos” de esta historia. Entendemos su idioma, conocemos sus sentimientos y empatizamos con ellos. Al contrario pasa con los personajes de dos patas. A estos no nos hace falta entenderlos ni subtitularlos. Lo que sabemos de ellos no es algo tan inusual: les han lavado el cerebro y no valoran la vida de los perros, a pesar de haberlos tenido como mascota durante mucho tiempo. Como cliché, no podía faltar la figura del gato, en este caso bien recibido por las familias y eternamente enemistado con el perro.
Una de los aspectos que más nos ha gustado es que los perros de este largometraje no se parecen a los perros que estamos acostumbrados a ver en la gran pantalla. No son bobos, ni pierden la cola por una pelota ni tampoco han sido creados para llevar a los niños al cine. Quizá la forma de enfrentarse a sus circunstancias hacen que los protagonistas de Isla de perros, a pesar de haber sido abandonados a su suerte, no generen en nosotros un sentimiento de pena. Sin embargo, es inevitable hacer un símil mental con los perros del mundo real que son abandonados cada día. Con aquellos perros que sufren la verdadera miseria humana.
Aunque el mensaje político es claro, destacamos la figura de los perros en la película. Si te gustan los perros, vas a disfrutar. Los perros de Anderson son unos tíos rebeldes, sin miedos, adaptados a su situación, y con un buen sentido del humor. Para estos perros cualquier tiempo pasado fue mejor, y aunque cada día pese más vivir en el más profundo abandono, recuerdan nostálgicos cómo eran sus vidas cuando tenían casa. Cuando tenían amos. A pesar de eso hay algo que los protagonistas no pierden jamás. Y es que su condición de perro les hace seguir siendo el animal más noble y fiel de todos. La relación de amo-perro la vemos a través de Atari, el niño que busca a su perro Spots. Cómo un niño es capaz de arriesgar su vida por encontrar a su mejor amigo, y cómo un grupo de perros ayudan sin pensar a un desconocido.
Aunque sabemos que en el mundo la mayor parte de perros son mestizos, si hay algo que nos divierte es ver cómo se construyen y representan las distintas razas de perros cuando las vemos en el cine. En este caso no identificamos demasiadas de ellas, y quizá echamos en falta alguna raza japonesa. Pese a eso, cada aparición de un nuevo perro en la peli es agradecida. El pelo, los ojos, ¡el hocico! Es un gustazo ver a perros con proporciones reales, el pelo sucio y enredado, los dientes desordenados y la cola despeluchada. Perros reales con el aspecto de un verdadero perro callejero.
Te animamos a que vayas a ver Isla de perros en cuanto puedas. Te garantizamos que no podrás despegar los ojos de la pantalla, la historia avanza constantemente y el ritmo es muy intenso. Y aunque no lo creas, también te reirás. Nosotros la vimos en V.O, y es un gustazo escuchar al elenco original que ha dado voz a esta historia: Scarlett Johansson, Edward Norton, Harvey Keitel, Tilda Swinton, Bryan Cranston y Frances McDormand.
Si te animas a verla, nos encantaría conocer tu opinión. ¡Esperamos tu comentarios!
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