La Leishmania es una enfermedad que se transmite cuando un mosquito del género phlebotomo infectado pica a un vertebrado para ingerir su sangre. Estos mosquitos pueden picar a pequeños roedores, conejos, perros, gatos, primates, e incluso a las personas y transmitirles la enfermedad.
Pese a que es una enfermedad que casi todos los que tenemos perro hemos oído, son muchos los mitos y dudas que surgen en torno a la Leishmaniosis. Con la ayuda del Centro Veterinario Quevedog te vamos a ayudar a entender esta enfermedad. Qué es, dónde se encuentra, cómo se transmite y cómo funcionan las pipetas, la vacuna y el collar.
En España, ¿Cómo influye la leishmania dependiendo en la zona en la que vivamos ? Por ejemplo, si vivimos en una zona de playa o de campo.
La Leishmania se encuentra presente principalmente en el norte de España y sobre todo en la costa, aunque en Madrid se han dado muchos casos. En el interior de la península hay también, aunque en menor medida.
La Leishmania se da en zonas de agua estancada y la transmite un mosquito (Phlebotomo) que vive en zonas húmedas como puede ser alrededor de estanques, ríos caudalosos…
¿Qué consecuencias tiene la Leishmaniosis? ¿Puede afectar también a personas?
La Leishmaniosis puede llegar a provocar una enfermedad crónica en nuestro perro que, sin tratamiento y control, puede llegar a ser mortal.
La Leishmaniosis es zoonótica, es decir, también puede desarrollarse en personas. Si el mosquito que transporta el parásito pica a una persona con el sistema inmunológico deprimido le transmite el parásito y puede desarrollar la enfermedad, pudiendo ser mortal. Las personas con un buen sistema inmune luchan contra el parásito y no llegan a contraer la enfermedad.
Si la Leishmania es cutánea no es tan peligrosa, pero si es visceral sí. Si se da este último caso puede causar lesiones en varios órganos de nuestro perro (sobretodo renales y hepáticas) que suelen evolucionar a lesiones crónicas y que requieren de un control exhaustivo. Cuando un mosquito transmite la Leishmania a un perro su esperanza de vida disminuye.
Si es cutánea hay que hacer chequeos anuales y seguir desparasitándole externamente por dos razones:
- Para que un nuevo mosquito parasitado no le vuelva a inocular la Leishmania, ya que podría evolucionar a leishmaniosis visceral.
- Para que no transmita la enfermedad a otro mosquito sano cuando le pique, ya que se parasitaría y podría transmitir la enfermedad a otro perro o persona.
Los conejos y las liebres salvajes son los animales reservorio que más transmiten esta afección, más que los perros. De hecho, hubo un brote de Leishmania cutánea y visceral en Fuenlabrada hace un par de años y muchas personas se vieron afectadas (más de 560 casos registrados en los últimos años). Sacrificaron a muchos perros y en realidad, fueron los conejos y las liebres los que iniciaron el brote. Además, el 70% de las personas que se vieron afectadas tenían un sistema inmunológico débil, una persona sana no debería alertarse en exceso.
¿Cómo podemos evitar que nuestro perro se contagie?
No hay nada al 100% seguro para evitar un contagio. Lo que sí hay que hacer siempre es hacer un buen control desparasitario. Recientemente, se ha desarrollado la vacuna contra la Leishmania, pero tampoco es efectiva al 100%, sino que es un medio más. Por otro lado existen jarabes o comprimidos de domperidona que aumentan la inmunidad celular de nuestra mascota.
El protocolo más eficaz es hacer combinaciones según cada caso individual.
¿Cómo funciona la vacuna contra la leishmaniosis?
El sistema inmune se compone de respuesta humoral (anticuerpos) y celular (varios grupos celulares). De ellas, la que lucha correctamente frente al parásito, es la celular. Cuando un perro se parasita con leishmaniosis su respuesta celular no reacciona, pero la humoral sí, formando excesivos anticuerpos que se depositan en distintos órganos, haciendo que éstos no funcionen correctamente. Es decir, lo que ocurre es que su sistema inmunológico se equivoca y se ataca a sí mismo, pero no al parásito.
Los síntomas que tiene nuestro perro varían mucho en función de dónde se acumulen los anticuerpos: cojeras, problemas de piel, renales, hepáticos, oculares…
La “vacuna de la Leishmania” presenta al sistema inmunológico sustancias que son secretadas por el parásito para activar la respuesta celular. Por tanto, no es una vacuna como tal (las vacunas estimulan la respuesta humoral para crear anticuerpos de reserva).
¿Se trasmite la Leishmania de perro a perro?
La Leishmania no se transmite de perro a perro directamente, sino que es necesaria la picadura del mosquito.
La forma parasitaria que se multiplica en el perro es el amastigote, pero debe transformarse a promastigote dentro del mosquito y así transmitirse a otro perro, y eso requiere un tiempo de incubación por lo cual que un perro esté al lado de otro perro no significa que el contagio sea inmediatamente, sino que tiene que haber una picadura de mosquito que transmita esa enfermedad.
Siempre se ha asociado la leishmania al perro, pero cada vez hay más casos en los que la leishmania se ha transmitido a gatos.
¿Cómo funcionan los collares y pipetas antiparasitarias?
Ambas herramientas funcionan como repelente en dos sentidos principales: evitando que un mosquito parasitado transmita la Leishmania a nuestro perro o evitando que un mosquito sano pique a un perro portador, coja el parásito y lo transmita.Ese mismo mosquito también puede inocular la Leishmania a las personas, por eso es tan importante tener controlados a todos los animales en los que se desarrolla, tanto domésticos como salvajes.
Existen en el mercado muchos tipos y marcas diferentes de antiparasitarios externos, es fundamental consultar al veterinario de qué parásitos exactos cubre cada una y cada cuánto tiempo debes reponerlo para garantizar la protección de tu perro.
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