Ya no hay vuelta atrás. No es que esté llegando, es que ya está aquí. La navidad ha llegado este año y parecía que no la esperábamos. ¿Tú tampoco puedes creer que queden muy pocos días para Nochebuena?
Bueno, el caso es que sí, nos quedan días para acabar (o empezar) con todos las compras, regalos, amigos invisibles, etc. Para muchos, los regalos más difíciles son los de los niños. En tu mente el debate siempre lo comparten los juguetes que él ha pedido y los que tú crees que debe tener. Quizá regalarías más libros, alguna película, o incluso alguna experiencia, pero es que le hace tanta ilusión ese juguete en concreto que casi no existe otra opción. Te lo recuerda siempre que sale en la tele, aunque ambos sabéis que en unos meses se habrá cansado y querrá otro nuevo. Así que no sabes qué hacer. Pero hay algo que siempre pide, algo que año tras año (y no sólo en esta época) pide valiente aun sabiendo que la respuesta siempre es un “no”. Este año te ha vuelto a decir: “Papá/Mamá, ¡quiero un perro!”
Lo peor de todo es que aunque tú le digas “¿todavía sigues con la tontería del perro?”, en tu cabeza la idea va teniendo cada vez más forma. Últimamente hasta te fijas en los perros que ves en la calle con sus familias, ¡y la verdad es que tiene que ser genial! Incluso has hablado con otros padres y te animan sin miedo, porque un perro hace mucha compañía y da mucho cariño. Pero antes de tomar la decisión es importante hacerse una pregunta muy muy sencilla: ¿Por qué quiero regalarle un perro a mi hijo? Si la respuesta sólo recoge el momento en el que lo reciba, y sólo depende de ¡la cara que se le va a quedar cuando lo vea!, es mejor que descartes la idea. Puede ser un momento precioso, pero un perro puede vivir más de quince años. En cambio, si en tu respuesta hay sitio para las cosas que un perro pueda aportar a tus hijos y a tu familia, podemos seguir barajando esta opción.
La Navidad no es la mejor época del año para introducir a un perro en una familia o en una casa. En estos días nuestra rutina se ve alterada por cenas, visitas de amigos, compras, más cenas, eventos y compromisos. Sin embargo, es posible que aun así pases más tiempo en casa del que pasarías en una semana habitual. Así que quizá lo que vivas esos días con tu perro y los niños sea un espejismo. No va a ser siempre así.
Cuando empiece el nuevo año, la vuelta al cole y al trabajo, hay alguien que aún estará inspeccionando su nuevo hogar. Y quizá ya no te haga tanta gracia cuando al final del día vuelvas a casa y veas lo que ha montado. A los niños sí. Los niños siguen riéndose igual porque el perro está mordiendo tu zapatilla, igual que te reíste tú la primera vez que lo hizo ¡e incluso lo grabaste en vídeo! Pero ellos están felices, al fin y al cabo tienen un amigo nuevo que siempre está dispuesto a jugar. De lo que no son tan conscientes es de que ese regalo para ellos está suponiendo algunos cambios en tu vida.
Para empezar, tienes que madrugar mucho más, porque hay que sacarlo un buen rato por la mañana. Además, como es un cachorro, tienes que volver al medio día a casa para sacarlo a la calle (aunque probablemente no haya podido aguantar tantas horas sin hacer sus necesidades). ¡Y a ver con lo que te sorprende hoy! Cuando ya has aprendido que es mejor dejar el cubo de la basura en altura, te das cuenta de que esa manta no deberías haberla dejado encima del sofá. ¡Ah! Tampoco puedes pararte después del trabajo a tomarte algo o a ver esa tienda que tanto te gusta. Lo primero es lo primero. Y en este momento, lo primero es ir a sacar al perro. Y no olvides que justo antes de dormir, cuando ya has entrado en calor en tu sofá, tendrás que volver a salir con él.
Y te acuestas pensando si reflexionaste lo suficiente cuando tomaste la decisión.
Y que aún quedan muchos años. En Google dicen que un perro puede vivir hasta dieciocho años.
Y caes en que no puedes ir a todos los sitios que quisieras con él, porque no le dejan entrar.
Y que los niños se harán mayores y se irán de casa.
Y te das cuenta de que ¡el perro es tuyo!
Te has dado cuenta de que tener un perro es empezar una nueva relación y no lo habías contemplado antes. Es como tener otro hijo, es una decisión que como todo, suma y resta. Pero lo que suma a tu vida es innegable.
Mira que te lo habían dicho, pero es verdad que no puedes explicarte cómo puedes querer tanto a un perro. Y cómo sin darte cuenta es uno más de la familia. Lo que no te habían contado es que es una inversión. Ya te has gastado dinero en el chip, las vacunas y las desparasitaciones. El pienso de calidad, por supuesto. Y aunque ya tiene collares, te han dicho que es mejor el arnés, así que le compras uno. Algunos juguetes. ¡Se ha meado en su cama! Así que está para tirarla. Además, ahora vas al veterinario cada dos por tres porque algo le sienta mal y no sabes qué es. Pues vaya, ¡parece que llevas más dinero gastado del que habías pensado! También has sacrificado tu casa, porque nunca más ha vuelto a estar perfecta, y aunque ya no muerda cosas hay algo que no se acaba nunca: ¡el pelo! En tu ropa, en la cama, en el sofá, en la lavadora, en el pijama. ¡Pelos, pelos y más pelos!
Empiezas a interesarte por este mundillo de los perros porque hay cosas que hace tu perro que te parecen muy curiosas y no sabes por qué lo hace. Así que empiezas a leer y leer. ¡Qué miedo! Tu perro podría tener ansiedad por separación, lo que quiere decir que no puedes separarte de él ni un momento. Y si lo haces, los vecinos se quejarán porque no para de ladrar y lo peor de todo, él lo pasará fatal. Espera, ¿hay perros que no son sociables con ningún perro? ¡Ni lo sabías! Los paseos deben ser una odisea. Ir esquivando perros por todos lados y, pobrecito, ¿nunca va a hacer amigos? ¿No puedes recibir visitas con perro?
Si estás dispuesta o dispuesto a todo esto y crees que puedes hacer de tu hogar un hogar para uno de ellos, recuerda que siempre la mejor opción es adoptar. En Gudog apoyamos la campaña de VivaDogs, #NoSoyUnJuguete17, con la que buscan fomentar la adopción de mascotas y evitar su compra. En 2016 más de 137.000 perros y gatos fueron abandonados. Hay muchos perros esperando un hogar, así que si te decides puedes además ayudar a alguno de ellos a tener una familia, reducir el abandono y frenar el tráfico ilegal de cachorros.
Y recuerda: los perros pueden tener problemas de conducta, pueden tener miedos, pueden ladrar y pueden morder. Porque no son un juguete. Son perros. Y pueden convertirse en un miembro muy importante de tu familia. Toma la decisión como lo que es: una decisión importante que sin duda cambiará tu vida.
¿Qué es Gudog?
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