Tu familia crece y está a punto de nacer un bebé. Te preguntas si este cambio en casa podría afectar a tu perro, sobre todo si se trata de tu primer hijo. Si hasta la fecha tu perro era el príncipe de tu hogar, las nuevas costumbres podrían sorprenderle, y al no saber cómo reaccionar frente a tantos cambios en su rutina podría tener un mal comportamiento. En Gublog te explicamos las pautas a seguir para que todo salga lo mejor posible y que perro y bebé se conviertan muy pronto en mejores amigos.
Durante el embarazo: los preparativos en casa
Es importante que tu perro no note un cambio brusco en sus costumbres y en el trato que recibe. Es normal que al llegar un bebé en tu familia tu ritmo de vida y tus prioridades cambien. La anticipación y la buena preparación son aspectos claves, y puedes aprovechar los meses de espera que ofrece el embarazo para organizar todo. Algunas personas tienen la mala costumbre de tratar a su perro como si de un niño se tratase, convirtiéndole en el rey de la casa y permitiéndole todo. Que vaya a llegar un bebé en la familia o no, esta conducta siempre es una mala idea. Por mucho cariño que les tengamos, los perros necesitan tener limites y un líder a quién seguir. El hecho de respetar normas y órdenes les aporta bien estar porque se crea una estructura que les tranquiliza. Si hasta ahora “malcriabas” a tu perro intenta ir cambiando estas malas costumbres poco a poco. Es muy probable que tu perro oponga resistencia, al no entender lo que ocurre. Si ves que no lo consigues es más que recomendable pedir ayuda a un profesional (puedes preguntar a tu veterinario si te puede dar el contacto de educadores caninos), con más razón si va a llegar un bebé a tu casa.
El nacimiento de un bebé conlleva un cambio de organización y la llegada de muchos objetos nuevos en el hogar. La clave en todo el proceso es transmitir a tu perro calma y normalidad. Más allá de prohibir, se trata de reforzar los comportamientos positivos. Si no vas a querer que tu perro entre en el dormitorio de tu hijo, se lo tienes que enseñar. Diciéndole “no” cada vez que lo intenta y premiándole cuando respeta la orden. Si piensas que con mantener la puerta cerrada basta, piensa que tarde o temprano habrá un día en que te olvides de cerrarla. Deja que tu perro huela los nuevos objetos en casa como la cuna, el cochecito o los juguetes pero siempre bajo tu supervisión. Es su manera de explorar cosas nuevas pero no dejes que se obsesione con ellos. Tampoco dejes que se los apropie, sobre todo para los juguetes. Es muy importante diferenciar entre los juguetes del perro y los del bebé para evitar posibles accidentes. Pero no rodees a la futura presencia de tu hijo con misterio o prohibiciones. Para tu perro debe ser un proceso natural, no le transmitas tu propio nerviosismo.
También es importante que tu perro no se sienta apartado del proceso. Si hasta ahora tenía un trato especial en casa, el cambio le va a resultar difícil. Aplicando buenas normas de educación ten cuidado en preservar su espacio y sus cuidados. Instala su cama en un sitio donde podrá estar tranquilo, pero tampoco lo margines del resto del hogar. Préstale atención, asegúrate de que tenga siempre a su disposición agua fresca y sigue sus rutinas de comidas, juegos y paseos.
El bebé ha nacido: los días en el hospital
En los primeros días de vida de un bebé pasamos más tiempo en el hospital que en casa. No dejes a tu perro solo, se podría sentir abandonado y reaccionar mal a la llegada del niño. Puedes pedir a un amigo o familiar que vaya a tu casa para pasar tiempo con él y que lo saque a pasear. Si no tienes a alguien que pueda echarte una mano en ello puedes pedir ayuda a un cuidador de Gudog que viva cerca de tu casa para un servicio de paseo o una guardería de día. Se puede aprovechar el momento en el que el padre del bebé vuelve a casa por la noche para introducir el olor del bebé en casa, con una prenda, peluche o manta que haya estado en contacto con el bebé.
La llegada del bebé a casa: presentaciones
En Gublog explicamos cómo presentar a dos perros. Aunque ahora se trate de un niño, el momento de las presentaciones es la piedra angular de todo el proceso de adaptación de tu perro al nuevo miembro de la familia. No asaltes a tu perro nada más llegar a casa. Entra tranquilamente, no lo mires en los primeros minutos y cuando demuestre tranquilidad, acércate a él con normalidad, llevando al bebé en brazos. Otro adulto te tendrá que ayudar en este proceso, se encargará de poner al perro su collar y su correa. La correa puede ser útil para apartar al perro rápidamente en caso de mala reacción. Pide a tu perro que se sienta y agáchate hacía él lentamente para que pueda oler al niño. No le acerques nunca la cara, empieza siempre con los pies del bebé. Déjale olerlo unos segundos y levántate suavemente. No alargues mucho este contacto y si tu perro empieza a mostrarse muy excitado o se pone a gruñir o ladrar, párale enseguida. Sé firme y demuestra autoridad, pero no grites ni le pegues en ningún momento. Si el primer encuentro ha salido bien, premia a tu perro con alguna chuche. Podrás repetir esta operación al cabo de unos minutos tras haber distraído a tu perro con otra actividad para asegurarte que todo va perfectamente.
Primeros meses con perro y bebé
En los primeros meses de vida de un bebé se suele quedar en su cuna, una sillita o en tus brazos y no sale (todavía) a explorar el mundo exterior. Es un punto positivo para ti porque en este periodo de tiempo puedes controlar los momentos de contacto entre tu perro y tu bebé. Una vez las presentaciones hechas, haz todo lo posible para que tu perro asocie la presencia del niño con algo positivo. Puedes por ejemplo llevarte al bebé en vuestros paseos, pero no ates nunca la correa al cochecito. Prepara muchas chuches para dar a tu perro en cada manifestación del bebé para que asocie su presencia a un elemento positivo. Por ejemplo si tu niño llora mucho, intenta transmitir un sentimiento de calma tanto a éste como al perro. Si te muestras sereno, el perro lo acabará viendo como algo normal.
El bebé empieza a gatear
Cuando leemos en las noticias casos de accidentes entre perros y niños hay que recordar una cosa: no existen perros o niños malos, solamente adultos que no supieron anticipar, educar y proteger. Aunque tu perro es un trozo de pan, nunca lo dejes solo con un niño pequeño, tu supervisión debe ser constante. Los perros y los niños hablan dos idiomas distintos y puede haber muchos malentendidos que acaben en desgracias. En cuanto tu hijo crezca un poco es fundamental que le enseñes a respetar a los animales ante todo. El niño debe entender que los seres vivos necesitan su espacio, su tranquilidad. Un perro no es ni un juguete, ni un caballo al que subirse. Mucho menos un peluche al que podemos hacer de todo. Enseña a tu niño a dejar el perro tranquilo sobre todo si está comiendo o durmiendo. También explícale que aunque el perro de la familia se porta muy bien con él, hay perros muy diferentes por el mundo y que siempre tiene que pedirte permiso antes de acercarse a un perro que no sea el suyo.
Un amigo que dejará una huella imborrable
Bebé ha crecido, ha aprendido a respetar al perro y una nueva rutina se ha instalado en casa. Comienza ahora una vida familiar llena de momentos de disfrute y complicidad. Seguramente tu perro participará de manera activa a que tu hijo descubra muchas cosas nuevas: es el principio de una bonita amistad. ¿Sabías que los niños que crecen junto a animales de compañía ven su sistema inmunológico reforzado? Además, participar en el cuidado de un animal desde una edad temprana inculca a los niños el sentido de la responsabilidad y el respeto hacía otras especies. Si has crecido con un perro a tu lado lo sabrás, las aventuras que has vivido con él le han dado sabor a tu infancia, y aunque ya no está a tu lado, lo sigues recordando con un cariño especial. Ahora tienes la oportunidad de hacer este gran regalo a tu hijo, disfruta de este precioso momento en vuestras vidas.
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