Sobre Virginia
A la edad de 1 año y medio mis padres me hicieron el mejor regalo sin darse cuenta. Gracias a eso crecí acompañada de una cachorrita de pastor alemán con la que compartía mis momentos de juego. Cuando me quitaron el pañal, alguna que otra vez se encontraban un pis en el pasillo pero nunca sabían quién de las dos había sido. De mayor fue la niñera de mi hermana y mía, nos vigilaba y estaba atenta de que no nos pasase nada. Antes de que nos dejase, otra cachorrita de golden retriever se unió a la familia, y he compartido muchos momentos inolvidables con ella. Por estas razones yo no concibo la vida sin perros. Todavía no ha llegado la ocasión de tener el mío propio y por eso he decidido que esta puede ser una manera de ayudar a algún perro a salir de casa más a menudo y a la vez a mí me alegrará el día.
El comportamiento de los perros conmigo siempre suele ser bueno. Cada perro tiene un comportamiento y a mí me gusta ir conociéndolos al ritmo que ellos me permitan para ir acostumbrándonos el uno al otro e ir adaptando sus gustos de paseo. El tiempo con perros siempre se me pasa volando, me encanta verlos disfrutar correteando de aquí para allá o jugando con otros perros.
Nunca he tenido ningún problema porque siempre he cuidado a perros bien socializados. Pero por ejemplo sí que he visto mejorar a una perra loba que sufrió malos tratos. En la calle pasaba mucho miedo y tenía que tener cuidado de llevarla a sitios en los que estuviese cómoda. Alguna vez he sufrido un poco con perros inquietos que no aprendieron desde pequeños a ir con la correa, sobre todo en el caso de machos.
Otro caso a destacar fue el de una chihuahua bastante agresiva, con la que tuve mucha paciencia para que prefiriese tumbarse cerca de mí en lugar de ir a regañar al gato.
En general he tenido experiencias divertidas que me darían para escribir un libro.
Vivo en una urbanización. Alrededor de mi casa hay varias zonas verdes, y un parque con un pipicán. Tengo varios vecinos con perros.